A los expertos les encanta discutir sobre la dosis adecuada de la “vitamina del sol”, con recomendaciones que varían de 400[1] a 10.000 UI diarias[2]. Los factores del estilo de vida como el trabajo en interiores, el uso de protector solar e incluso el lugar donde se vive pueden afectar en gran medida la cantidad de vitamina D que se necesita. Cuando se trata de suplementos de vitamina D, los análisis de laboratorio periódicos pueden ayudar a determinar sus necesidades individuales.[4]